miércoles, 13 de mayo de 2009

Rougié, afianza su posición en China

Una empresa pionera en el mercado asiático

Como exponente de uno de los mercados emergentes más importantes del mundo y merced a su creciente relevancia a nivel internacional, no solo desde el punto de vista demográfico y económico sino también como apertura hacia el mercado asiático, China ha sido uno de los principales objetivos de Jean Rougié, fundador de la empresa homónima, para promocionar y desarrollar la gastronomía francesa en el País del Sol Naciente. No en vano, China fue uno de los primeros países del continente asiático en asimilar el foie gras como parte habitual de su oferta gastronómica.
En los próximos apartados encontrarás cumplida información del devenir Rougié en China.
Las tribulaciones de un francés en China

“Presentar el foie gras en todos los lugares en los que la gastronomía esté presente”, ésa es la consigna que se impuso Jean Rougié, infatigable embajador de la marca en todo el mundo. Durante la década de los ochenta, constató la existencia de un creciente interés por el foie gras en Japón. Para desarrollar este tesoro de la gastronomía francesa en el País del Sol Naciente, decidió producir en Asia. Le confió la misión a uno de sus dos hijos, Jacques Rougié. En 1992, éste llegó a China e instaló una granja de cría y cebado en el sur del país. Su producción estaba destinada al mercado japonés y estuvo en funcionamiento durante tres años, hasta la instauración del bloqueo sanitario entre Japón y China. Así, la aventura asiática finalizaba bruscamente para Rougié. La granja pasó a manos chinas ya que un grupo de ciudadanos del país decidió continuar la actividad por su cuenta para el mercado interior. Final del primer episodio.

Cuando China se abre a Occidente
Guy de Saint-Laurent, director de Exportaciones de Rougié, resume así la continuación de la historia: “Los chinos retomaron la producción de la granja y consiguieron que sus productos tuvieran éxito en la restauración china tradicional. Hay que recordar que, en aquella época, los intercambios entre Europa y China apenas estaban dando sus primeros pasos. En aquel momento, a ningún restaurador occidental se le habría ocurrido abrir un establecimiento en China”. Fue a partir del año 2000 cuando se produjo el cambio, de la mano de la globalización de los mercados, y comenzó el desarrollo masivo de los intercambios con el mundo occidental. “Ante la proximidad de acontecimientos como los Juegos Olímpicos de Pekín, asistimos a un doble fenómeno de crecimiento, por una parte, de la afición de los chinos por la alimentación occidental y, por otra, del deseo de las cadenas de restauración y de los restauradores independientes de instalarse en China. Entonces resurgió la idea de la granja de cría en la zona, ya que la importación de productos alimenticios a China estaba totalmente prohibida. Esta vez fue Gabriel Bonnin quien se encargó de estudiar el proyecto en 2006 y se propuso un objetivo muy preciso: desarrollar una producción de foie gras y pato destinada exclusivamente al mercado chino. Puesto que decidimos que ni un solo gramo de foie gras chino saldría de China”, destaca Guy de Saint-Laurent.

Desde la granja Rougié a los pies de la Gran Muralla
Desde 2007, Jean-Marie Vallier preside la división china de la granja Rougié. Vallier, originario de Bretaña y diplomado en una importante escuela comercial, siente pasión por China y tiene un gran espíritu emprendedor. Durante los primeros años de la presente década, obtuvo una beca de prácticas en un hotel de cinco estrellas en Pekín. Los fructuosos contactos que consiguió en él, le permitieron participar en la creación de una cadena de supermercados en China y, posteriormente, en el desarrollo de una empresa de asesoramiento de calidad. Cuando volvió a Francia, empezó a trabajar en Euralis Gastronomie en Lignol (Bretaña). Fue una decisión determinante para Vallier: “Allí conocí a Gabriel Bonnin. Él me habló de su propia experiencia en China y me propuso gestionar la granja de Rougié. Entonces volví. Durante más de un año, Jean-Yves Fournier y él me “entrenaron” para que aprendiera a toda velocidad las bases de la gestión y del ámbito de la cría y el cebado”.

Las bazas de una producción de altísima gama

Para instalar la granja Rougié, se seleccionó una zona en el centro de una región montañosa, alejada de la contaminación urbana, cerca de la Gran Muralla y a una hora y media por carretera de Pekín. Una ubicación ideal para abastecer a las grandes ciudades chinas. “La granja está formada por los edificios de cría, un centro de cebado y una instalación de sacrificio en los que se elaboran y embalan los distintos productos: hígados, escalopes, pepitas, placas de foie gras desvenado y también magret y otras carnes procedentes del corte. Como en Francia, los patos se alimentan con maíz en grano. La granja tiene una plantilla de cuarenta personas. Tenemos una producción de altísima gama ya que una calidad mediocre nos eliminaría del terreno de juego”, explica Jean-Marie Vallier.

La parte visible del iceberg

Los principales destinatarios de los productos de la granja, que se venden bajo la marca de Rougié, son los restaurantes gastronómicos y los hoteles de lujo de las grandes ciudades como Pekín, Shangai, Cantón y Shenzen. “Estos establecimientos favorecen el desarrollo de nuestra imagen en China y confirman nuestro nivel de calidad. Sin embargo, son tan sólo la parte visible del iceberg. Los chinos sienten una verdadera pasión por el foie gras, como demuestra la venta para los restaurantes locales, aunque la entrada a gran escala en este mercado requerirá tiempo. Para lograrlo, debemos seguir adaptando la presentación, las porciones y la publicad del foie gras a la cultura china. En este país que cuenta con la mayor población del mundo y 4.000 años de cultura, la cocina francesa seduce por su lujo, su nobleza y su romanticismo”, concluye Vallier.

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